Ayer 19 de marzo fue un día muy especial. Era el día de mi onomástica, y mi estreno en el día del padre.
Además, como todos los años, la Cofradía de la Oración celebraba su fiesta. Este año formaba parte del cuerpo de acólitos que participó en la eucaristía.

Estándo allí en el altar," a solas", vinieron a mi mente multitud de recuerdos. Las tardes de los sábados y las mañanas de domingo de ensayos con la banda chica; lo importantes que nos sentíamos el día de la fiesta cuando nos llevaban tocando hasta el Salvador; y cuando este año volví a oir tocar a la banda la marcha real en la iglesia como antaño...
Pude oler perfectamente la mañana de Jueves Santo, las mañanas de mi infancia, aquellas en que la ilusión por tocar el tambor me hacía tirar de la mano de mi padre rastro abajo.

Que día más bonito en todos los aspectos.
Fotografías: Eugenio Santa Bárbara