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martes, 21 de diciembre de 2010

Conociéndonos


Nombre: Eugenio Víctor Mª Santa Bárbara Martínez.

Nacido en: Jaén el 18-12-1958.

Hermano de:
Cofradía de Nuestro Señor de la Oración en el Huerto y Nuestra Señora de la Esperanza y Real Archicofradía de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de Úbeda.

¿Cuando comenzó su andadura cofrade?
Yo debía tener unos 9 ó 10 años y vivía en la Avenida de Cristo Rey, cerca del Hospital de Santiago. Un día escuché, cerca de mi casa, el sonido de unos tambores y unas cornetas y salí corriendo a buscarlos. Me acerqué a la lonja del Hospital donde descubrí a unos hombres, de túnicas blancas y altos capiruchos verdes, que tocaban aquellos instrumentos ante dos tronos, en uno de los cuales iba una Virgen que me cautivó por su mirada.

Siempre quise tocar en aquella banda porque, durante algunos años, la Semana Santa de Úbeda para mí comenzaba y terminaba en la mañana del Jueves Santo, en aquella lonja del Hospital de Santiago. En 1974, por mi cuenta y riesgo, me apunté a aquella cofradía y permanecí en su banda durante 11 años.

No soy cofrade "de cuna". Soy de esos a quienes yo llamo "cofrades sin raíces". Mis padres eran forasteros y en mi casa no se vivía ningún ambiente cofrade. Yo tuve que labrarme esa faceta de mi vida. Entiendo que puede ser muy hermoso el tener experiencias y recuerdos cofrades, vividos en el seno familiar, pero para mí supone un íntimo orgullo el haber llegado al mundo de las cofradías por mí mismo, sin tradiciones y sin estar mediatizado. Entre otras cosas porque pude elegir.

¿Qué recuerdo guarda de aquella época?
Son muchos los recuerdos. Me acuerdo de, cercana la Semana Santa, irme cada tarde al Hospital de Santiago a limpiar los tronos y a hacer lo que fuese, bajo la experta batuta de viejos cofrades que hace años marcharon a "Gethsemaní Eterno del Cielo" con su túnica puesta, como yo espero irme cuando el Padre me llame. Fueron para mí un gran ejemplo y su memoria me acompaña, en la mañana de cada Jueves Santo, por las calles de mi pueblo. Gracias a ellos y a su ejemplo siento un enorme amor por mi hermandad.

Recuerdo las reuniones de la directiva, a la que pertenecí, casa de don Juan de Dios Peñas, a mediados de la década de los setenta y los ratos de convivencia y reflexión en torno a una cerveza, en la barra de algún bar de esos que ya no existen.

Estoy seguro de que no cualquier tiempo pasado fue mejor, pero ese poso que quedó en mi alma tras aquellos años iniciales, ha hecho que me convierta en un cofrade comprometido, comprometido hasta la muerte...

¿Actualmente cómo participa en la Semana Santa?

Desde hace muchos años tengo el honor de ser el guía del trono del grupo escultórico de la Oración en el Huerto, así puedo ir en la procesión junto a mi Cristo Orante. Es todo un privilegio. No puedo pedir más. Tras 18 años en la junta directiva, en dos períodos distintos, ahora soy cofrade de a pie. Creo que merezco un descanso, estar en un segundo o tercer plano, aunque no dudo en acudir a la llamada de mi hermandad si me necesita, eso siempre. Por descontado que estoy en todos los actos a los que se me convoca y en algunos a los que no se me convoca también (risas...). Si hay que estar, porque falta material humano, se está pero si la gente pide paso hay que dejar el camino libre a los jóvenes. Están preparados y tienen la ilusión y la fuerza enorme que les proporciona la edad. Yo también la tuve y me permitieron implicarme, lo cual agradezco ahora.

¿Cómo ve el mundo cofrade actual?
No pasa por su mejor momento. Son pocos, se suele decir que siempre los mismos, los que colaboran activamente con las hermandades. Eso no es nuevo. Ha sucedido siempre. Incluso ahora hay un poco más de recambio y de respiro. Lo que ocurre es que prevalece mucho lo externo, es bonito, pero tal vez prime demasiado. El compromiso de la gente para con la Iglesia o mejor... para con el Nazareno es escaso. Hay una corriente laicista, llena de agresividad, que intenta anularnos, arrinconarnos y encerrarnos en las sacristías. En lugar se salir en defensa de la libertad, la solidaridad, del amor al pobre, al indefenso, al necesitado y de todos esos VALORES que Jesús proclamaba, parece que nos avergonzamos y que somos tibios. Nos escondemos y participamos poco en "lo que huela a cura, a iglesia y a sacristía". Celebrar la Semana Santa en las calles tiene poco sentido, si no se tienen cubiertas esas parcelas que acabo de nombrar y si el compromiso religioso está casi ausente.

¿Qué cree que falta y qué cree que está de más?
Creo que he contestado a lo que le falta, con la respuesta anterior. No obstante echo de menos la hermandad y la solidaridad entre todas las cofradías. Sobra algo de individualismo, sobran "los tontos de la mejoh" y falta el pensar que los cofrades y las cofradías somos un todo, el mismo todo, con los mismos fines y el mismo credo. Sobran los curas que espantan a las hermandades y que no se dan cuenta de que, hoy por hoy, son casi el único banderín de enganche de una juventud descreída, que nada quiere saber de Dios. Sobran algunas cosas más, pero ésas siempre han sobrado y no nos las quitaremos de encima...

¿Alguna anécdota que le haga esbozar una sonrisa?
Recuerdo la cara de asombro de mi madre cuando, en el año 74, aparecí en mi casa con una corneta larga, sucia y abollada, porque acababa de apuntarme, sin consultarlo con nadie, a la banda de mi hermandad (en realidad yo siempre quise tocar un tambor, pero no los había libres). Mi madre no sabía lo que era una cofradía de Semana Santa, ni conocía la importancia de las cofradías en la sociedad ubetense, así que me miró atónita, como si la banda en la que me hubiera alistado fuese la de Pancho Villa. No le hizo mucha gracia hasta que, al día siguiente le mostré la corneta reluciente y casi enderezada. Estuve en aquella banda, como ya he dicho, 11 años y aquella experiencia fue muy positiva. Un alto porcentaje de quienes han tocado en la banda de una hermandad, permanecen para siempre en la cofradía e incluso llegan a integrarse en su directiva. Son cofrades "de pata negra", porque las bandas curten y fomentan lazos de hermandad..

¿Cómo se ve dentro de unos años?
Si Dios me da lucidez espero no ser el "cofrade batallitas", que da consejos a mis hermanos, porque cree que ya lo sabe todo de la hermandad.
Mientras pueda seguiré guiando a mi Cristo por las calles de Úbeda y, cuando ya los reflejos no me lo permitan, volveré a coger mi hachón para acompañarlo por las calles de mi pueblo, mientras tenga fuerzas. He querido vivir como cofrade y espero morir como cofrade. Sé que Dios me lo premiará.

2 comentarios:

Felipe Torres Villalba dijo...

Persona integra, con una cabeza de esas que dice "bien amueblada", cofrade de los pies a la cabeza, , y una de las personas que he tenido el placer de conocer a traves de la Semana Santa, de la que presumo de considerarlo como amigo.
Como se decia antigüamente, que Dios guarde muchos años.

Condios.

E. Santa Bárbara dijo...

Muchas gracias Felipe.Por amigo te tengo y por persona honesta.

Un abrazo.